Era un viernes de esos que el cuerpo ya conoce. Cuando al salir no teníamos que regresarnos a las 3 cuadras por la mascarilla. Cuando podíamos tocar todo sin tener que echarnos alcohol o estar al pendiente de lavarnos las manos. Qué shucos y felices éramos. Ese viernes tenía que estar en punto de las seis de la tarde en el Centro Comercial Los Próceres. Para variar, mi Chevrolet Aveo 2004 me dio batalla. Tenía su maña, el desgraciado. Por alguna razón, yo tenía la creencia que con meter y sacar varias veces el clutch mientras trataba de arrancarlo, arrancaba mejor. No siempre, pues, pero sí. El caso es que ese era mi método, aunque los eruditos y mecánicos me dijeran que lo que yo le hacía al carro para que arrancara «sí, na’ que ver», y precisamente ese día, por más que le di al clutch , y maltraté al carro, y bajé santos, no arrancó. Eran ya las 4:45 de la tarde, y es bien sabido que el tráfico para entrar y salir a «La Gran Ciudad del Sur», era infernal. Para los in...
Porque hay de todo. Como el mercadito de barrio. Donde encontrás desde un alfiler, hasta ese lugar donde le pueden hacer una copia a la llave de tu carro, que vas dejando dos veces adentro.